Salmo 6
1 Señor, no me reprendas cuando te enojes; no me castigues cuando te enfurezcas.
2 Ten piedad de mí, Señor, que estoy agotado; sáname, Señor, que tiemblan mis huesos.
3 Mi alma está profundamente turbada; y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, Señor, y líbrame; sálvame por tu misericordia.
5 Porque en el reino de muerto nadie se acuerda de ti, ¿y quién te alabará allí?
6 Estoy agotada de gemir. Por la noche lloro hasta mojar la cama y la riego con mis lágrimas.
7 Mis ojos se consumen de tristeza; desfallecen a causa de todos mis adversarios.
8 ¡Alejaos de mí, hacedores de maldad! El Señor ha oído mi clamor;
9 El Señor ha escuchado mi súplica; el Señor acepta mi ruego. oración.
10 Todos mis enemigos se sentirán humillados y consternados; retrocederán; ¡se sentirán humillados de repente!
Comentario:
O Salmo 6 es una ferviente oración de misericordia en tiempos de gran angustia. El salmista clama a Dios por sanación y liberación, expresando su profunda angustia y desesperación ante la adversidad. Reconoce su debilidad y su dependencia de Dios, y pide que le alivie del sufrimiento y la persecución. Este Salmo nos recuerda que es aceptable llevar nuestras angustias y preocupaciones ante Dios en la oración, confiando en su misericordia y en su poder para ayudarnos. También nos asegura que Dios escucha nuestras súplicas e intercede por nosotros, aliviándonos y dándonos la victoria sobre nuestros enemigos. Como el salmista, podemos encontrar esperanza y consuelo en Dios, incluso en los momentos más oscuros de la vida.