
La poesía del primer capítulo de Génesis: Al principio de los tiempos, la narración de la creación cautiva la imaginación y el espíritu humano.
A Poesía El primer capítulo del Génesis es más que un relato histórico; es un viaje de maravillas divinas que resuena a lo largo de los siglos.
Con palabras poderosas, se nos traslada al momento en que la oscuridad era el único testigo, y entonces sonó una voz, y la luz inundó el cosmos, dividiendo el tiempo entre el día y la noche.
Cada etapa de la creación es una manifestación del poder y la generosidad de Dios, que moldea el universo con manos hábiles y corazón amoroso.
A través de los versos, asistimos a la separación de las aguas, al surgimiento de la tierra firme y a la exuberancia de la vida en sus más variadas formas.
La armonía del cielo y la tierra, los mares y los cielos, se revela como una sinfonía perfecta, donde cada nota está cuidadosamente compuesta por el Creador.
En este poema cósmico, la humanidad encuentra su lugar como la gloria suprema de la creación, encargada no sólo de habitar la Tierra, sino de protegerla y cultivarla con reverencia y gratitud.
Poema:
Estrofa 1:
Al principio de los tiempos, en eterno silencio,
El Creador se alzó, majestuoso y excelso.
Con voz soberana, proclamó: "¡Que se haga la luz!",
E das trevas emergiu um esplendor que seduz.
Separaba la luz de las densas sombras,
Y la oscuridad cedió a sus juicios.
Así, al amanecer del primer día,
La luz inundó el cosmos de alegría.
Estrofa 2:
El segundo día, el Creador continuó su obra,
Y el inmenso cielo con su poder se estrecha.
Separó las aguas, creó un vasto dominio,
Donde las nubes danzan con designio divino.
Entre aguas celestiales y terrenales,
Un espacio divino, fuente de escenas serenas.
Allí estableció el firmamento,
Un manto celestial de azul resplandeciente.
En este escenario celestial, Él ha reservado un espacio,
Para que los pájaros vuelen audaces y perezosos.
Y así, en el segundo día de la creación,
El Creador tejió el cielo con devoción.
Estrofa 3:
Al tercer día, la tierra recibió su destino,
El Creador la moldeó con amor y destino divino.
De las aguas surgió la tierra firme y sólida,
Tierra fértil, lista para la vida.
Con manos hábiles, esculpió el relieve,
Montañas, valles, llanuras de relieve poco común.
E insufló su aliento en ese suelo,
Hacer brotar plantas de belleza y levadura.
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Al tercer día, la tierra floreció,
Con vida y esplendor que sólo Él concibió.
Estrofa 4:
Al cuarto día, el esplendor celeste se manifestó,
El Creador diseñó magistralmente las estrellas.
El sol radiante, fuente de luz y calor,
La luna serena, guiando el amor a través de la noche.
Y en el vasto firmamento, las estrellas brillando,
Joyas brillantes en un manto deslumbrante.
Cada cuerpo celeste en su órbita bailando,
Testigos eternos de Su poder sin igual.
Así, el cuarto día del creación divina,
El cosmos está adornado con una luz fascinante.
Y en cada estrella, en cada rayo de sol,
Reconocemos su gloria, su faro eterno.
Estrofa 5:
Al quinto día, pobló las aguas del mar,
Creó a los seres vivos con amor.
Peces de colores nadando en todo su esplendor,
Majestuosas ballenas, símbolos de inmensidad y vigor.
En los cielos, los pájaros vuelan con gracia,
Un espectáculo divino de pura libertad.
Cada pájaro en el aire, cada pez en el mar,
Son testigos de la vida que él creó.
En el quinto día de la magnífica obra del Creador,
La diversidad de la vida se reveló con fervor.
Y en cada ser vivo, en cada criatura,
Vemos el reflejo de su amor y su ternura.
Estrofa 6:
En el sexto día tuvo lugar la culminación de la creación,
El Creador nos concibió amorosa y cuidadosamente.
A su imagen y semejanza nos creó,
Nos ha bendecido con un noble propósito.
Nos dio inteligencia, alma y corazón,
Cuidar la Tierra con devoción.
Y nos confió el don del libre albedrío,
Elegir el camino de la verdad.
Y así surgió la humanidad en todo su esplendor,
Una expresión viva de su historia infinita.
El sexto día nos dio el don de la vida,
Vivir en armonía, paz y medida.
Estrofa 7:
En el séptimo día, el Creador descansó y bendijo,
Contemplando su obra, se regocijó y lo alabó.
Entonces instituyó un día de descanso y paz,
Un tiempo sagrado para renovar el alma y el hacer.
En este día tan especial, nos invita a reflejar,
En Su gracia y bondad que nunca dejan de existir.
Es una invitación a volver a conectar con él,
Y encuentra descanso y paz en Su amor fiel.
En el séptimo día, podemos contemplar su grandeza,
Y dar gracias por toda Su generosidad y belleza.
Que honremos este día de manera especial,
Y celebrar la vida en comunión con el Creador celestial.
Se cierra:

Ao refletir sobre o primeiro capítulo de Gênesis, somos lembrados da grandiosidade do nosso Criador e da sua infinita sabiduría. Cada detalhe da criação nos convida a contemplar a beleza e a complexidade do universo, renovando nossa admiração pelo divino.
Que, al maravillarnos ante la obra maestra de Dios, encontremos inspiración para cuidar y preservar este precioso regalo que nos ha hecho, la Tierra.
Que este relato de la creación nos anime a cultivar un profundo sentido de gratitud y responsabilidad, reconociendo que formamos parte de un plan divino mucho mayor.
Que vivamos en armonía con la naturaleza y entre nosotros, celebrando la vida y honrando el legado dejado por quien nos creó con amor incondicional.
Si desea más ideas y reflexiones, consulte los demás artículos de nuestro blog y profundizar en el conocimiento de las Sagradas Escrituras.