Al principio del capítulo 18 del Génesis, Abraham se encuentra en la llanura de Mambré. En un día caluroso, ve a tres hombres de pie cerca de él. Movido por la hospitalidad, corre a su encuentro y les ofrece descanso y comida. Este pasaje subraya la importancia de acoger y cuidar a los demás, elementos vitales para construir una comunidad de fe.
Entre los visitantes, se reitera una promesa a Sara, la esposa de Abraham. A pesar de su avanzada edad, tendría un hijo. Esta promesa divina, aunque pareciera imposible, subraya el tema del poder y la fidelidad de Dios, animando a los fieles a confiar en las promesas, incluso cuando parecen inalcanzables.
Sara se ríe al oír la promesa, revelando su incredulidad. La reacción de Sara es profundamente humana y refleja nuestras propias dudas ante lo inesperado o lo milagroso. Este momento nos enseña la paciencia de Dios ante nuestra incredulidad y cómo nuestra fe es puesta a prueba a menudo.
Sigue uno de los diálogos más intensos entre Abraham y Dios. Abraham intercede por Sodoma, interrogando a Dios sobre los criterios de la justicia divina. Este diálogo no sólo pone de relieve la justicia de Dios, sino también la idea de que los justos pueden tener un impacto redentor sobre los malvados.
Abraham pregunta si Dios destruiría Sodoma si hubiera gente justa en la ciudad. La respuesta de Dios, prometiendo perdonar la ciudad a unos pocos justos, es una poderosa lección de justicia y misericordia, que muestra que Dios evalúa la justicia y la iniquidad, pero siempre está dispuesto a perdonar.
La hospitalidad de Abraham no es sólo un acto de bondad; es también un acto de fe. Acoge a extraños sin saber inicialmente quiénes son, demostrando una fe viva y activa que se expresa a través de acciones concretas. Es una llamada a que la fe de los creyentes se manifieste en acciones tangibles de bondad y servicio.
El diálogo entre Abraham y Dios sobre Sodoma sirve de invitación al debate teológico y ético dentro de la fe. Es un ejemplo de cómo los fieles pueden y deben dialogar con Dios, tratando de comprender y cuestionar sus caminos, siempre con respeto y humildad.
La risa de Sarah: entre la incredulidad y el milagro
La risa de Sara es simbólica: representa la sorpresa humana ante el poder divino. Nos recuerda que, en el camino de la fe, nos enfrentaremos a momentos que desafían nuestra lógica y nuestra comprensión. Todo creyente está llamado a reconocer estos momentos milagrosos con reverencia y asombro.
Los relatos y diálogos de Génesis 18 son intemporales. Nos enseñan la naturaleza de Dios y cómo debemos vivir en relación con Él y con los demás. La fe, la hospitalidad, la justicia y la intercesión son temas que trascienden las épocas y siguen siendo relevantes para los creyentes de hoy.
Conclusión: Profundizar en la fe a través de Génesis 18
Este capítulo no es sólo una narración histórica; es una invitación a la reflexión y al crecimiento espiritual. A través de estas historias, se nos llama a explorar más profundamente nuestra propia fe, a practicar la hospitalidad, a confiar en las promesas de Dios y a actuar con justicia, tanto en nuestros círculos íntimos como en nuestra comunidad más amplia.